28.11.09

Hora de la Misericordia

En octubre de 1937, en unas circunstancias poco aclaradas por Sor Faustina, el Señor Jesús encomendó adorar la hora de su muerte: “Cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y, especialmente, para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma” (Diario, 1572).


El Señor Jesús definió bastante claramente los propios modos de orar de esta forma de culto a la Divina Misericordia: “En esa hora – dijo a Sor Faustina – procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan tus deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante” (Diario, 1572).

 El Padre Różycki habla de tres condiciones para que sean escuchadas las oraciones de esa hora:

1. la oración ha de ser dirigida a Jesús, 
2. ha de ser rezada a las tres de la tarde, 
3. ha de apelar a los valores y méritos de la Pasión del Señor. 

En esa hora – prometió Jesús – puedes obtener todo lo que pidas para ti o para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia” (Diario, 1572)

Quizá no todos podemos rezar las Estaciones del Via Crucis o adorar a Jesús en el Santísimo Sacramento, pero todos sí podemos detenernos mentalmente durante un “brevísimo instante”, pensar en Su abandono total a la hora de la agonía y rezar una breve oración. La meditación de la Pasión de Cristo, por breve que sea, nos lleva cara a cara con la Cruz. “Es en la cruz que la revelación del amor misericordioso alcanza su culminación” (Dives in misericordiae, 8).


Por consiguiente, nuestra meditación de la Pasión debería llevarnos a un tipo de amor que es “no solamente un acto de solidaridad con el doliente Hijo del hombre, sino también un tipo de «misericordia» mostrada por cada uno de nosotros al Hijo del Padre Eterno” (Dives in misericordiae, 8).

 ESTACIONES DE LA MISERICORDIA 
(Para rezarse a las 3 de la tarde) 

Comience cada estación con: 

Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad, de tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero. 

Deténgase brevemente y medite la Pasión de nuestro Señor. Continúe recitando las diferentes invocaciones: 

1)Por su institución de la Eucaristía como memorial de Su Pasión... ten misericordia de nosotros y del mundo entero. 
2)Por su agonía en el huerto...ten misericordia de nosotros y del mundo entero. 
3)Por Su flagelación en la columna y Su coronación de espinas...ten misericordia de nosotros y del mundo entero. 
4)Por Su condenación a muerte...ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
5)Por haber cargado con Su cruz...ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
6)Por Su caída bajo el peso de Su cruz ...ten misericordia de nosotros y del mundo entero. 
7)Por Su encuentro con Su Madre afligida ...ten misericordia de nosotros y del mundo entero. 
8)Por haber aceptado ayuda al cargar la cruz ...ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
9)Por haber recibido misericordia de la Verónica ...ten misericordia de nosotros y del mundo entero. 
10)Por haber consolado a las mujeres ...ten misericordia de nosotros y del mundo entero. 
11)Por haber sido despojado de Sus vestiduras ...ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
12)Por Su crucifixión ...ten misericordia de nosotros y del mundo entero. 
13)Por Su muerte en la cruz ...ten misericordia de nosotros y del mundo entero. 
14)Por Su sepultura ...ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
15)Por Su resurrección de entre los muertos ...ten misericordia de nosotros y del mundo entero. 

 (tres veces) 
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.

0 comentarios:

Publicar un comentario